Ingredientes para 2 personas:
Media pechuga de pollo
1 cuarto de magra de cerdo picada
Media cebolla
8 placas de lasaña o 12 de canelón precocidas
2 cucharadas de paté de cerdo
Harina de trigo
Leche
Margarina
Aceite de oliva
Pimienta y sal
Para la bechamel (la cual explico cómo hacer, al final de la receta)
1 cucharada sopera de margarina
Aceite de oliva
3 cucharadas soperas de harina de trigo
2 vasos y medio de leche
Nuez moscada molida
Pimienta y sal
Elaboración:
Ponemos un bol con agua bien caliente y una nuez margarina y dejamos a remojo las placas de pasta mientras hacemos el relleno.
Como yo he usado pechuga de pollo ya asada, sólo la he picado en la picadora y añadido junto a la carne cerdo picada. Si lo hacéis con la pechuga en crudo, se hace igual, sólo hay que cocinarla antes como ahora explico.
Se sofríe en una sartén con aceite de oliva la media cebolla picada con una pizca de sal. Cuando esté transparente añadimos la carne picada y el pollo troceado (ya sea crudo o no). Ponemos pimienta y sal y dejamos que se haga.
Cuando la carne esté dorada, añadimos un espolvoreo de harina, damos una vuelta y añadimos un chorrito de leche, mezclamos y si queda muy espeso añadimos un poco más.
Una vez esté la mezcla, pasamos todo por la picadora o batidora para que el relleno quede más fino. Lo volvemos a poner en la sartén y añadimos 2 cucharadas de paté. Cuanto mejor sea el paté, mejor saldrá. Dejamos que se mezcle todo y apartamos.
Escurrimos las láminas de pasta y liamos los canelones. Yo he usado láminas de lasaña y los he enrollado a lo largo para que queden unos canelones xxl pero cualquier forma está bien.
Una vez enrollados, ponemos en una fuente para horno con el fondo cubierto de bechamel. Los cubrimos con más bechamel, queso rallado y a gratinar hasta que el queso esté dorado.
Receta de la bechamel:
Ponemos en un cazo un par de cucharadas soperas de aceite de oliva y una de margarina. Fuego medio para que no se queme.
Cuando la margarina esté deshecha, añadimos las 3 cucharadas de harina. Mezclamos bien. Tiene que quedar de esta textura para que no queden grumos.
Si la mezcla queda más espesa es porque necesita más aceite. Esta es la clave para asegurarnos que al añadir la leche no quedará ni un grumo. Una vez así, vertemos los 2 vasos y medio de leche y removemos con unas varillas hasta que todo quede bien incorporado.
Ponemos una cucharadita de café de sal, pimienta y nuez moscada y seguimos removiendo hasta que llegue a hervir. La nuez moscada es potente así que una pizca bastará, aunque esto depende de cada uno. A mí me gusta echarle un poquito más.
Dejamos hirviendo entre 5 y 10 minutos.
Las cantidades de harina y leche son más o menos las que he puesto, pero es muy variable. Si vemos que queda muy espesa, añadiremos más leche. Si queda muy líquida, dejamos hervir un poco más y luego dejamos enfriar para que espese.
Ya veréis que si la hacéis de esta forma, no hará falta pasarla por la batidora para los dichosos grumitos.